¿Notaron que existen preguntas que parecieran estúpidas y simples pero, como han de suponer, no lo son? Un ejemplo es preguntarse: ¿Qué es un libro? risueña interrogación. Pareciera tan tonto responder tal pregunta; pero cuando la carcajada cesa y se empieza a tomar en serio la cuestión uno nota que la respuesta, o debería decir las respuestas, tienen matices tan variadas y complejas como libros existen. Desde la literal, donde un manojo de hojas plegadas son cocidas entre si y pegadas a una cubierta que, normalmente, posee un gramaje superior al de la hoja utilizada para el texto y cuenta con una tapa (donde yace el nombre del libro junto con el de su autor y alguna imagen, fotografía, dibujo, colage, etc). un lomo y una contratapa que suele contener un sinopsis, cita o incluso una biografía; pasando por la costumbrista, gastada pero no menos verídica idea de que los libros son portadores de ideas y conocimientos que quedan grabados para la posteridad; hasta llegar a una abstracción donde palabras sueltas, como llamaradas, encienden un sentimiento que no pretende tener un significado preciso sino mas bien dejan a libre interpretación el don de su arte.
Y si hablamos de libros, si hablamos de encender no puede, bajo ningún punto de vista, obviarse la existencia de una obra maestra realizada en los Estados Unidos cuando corría el año 1953. Si creen paradójico que un bombero produzca incendios en lugar de apagarloses y lo ven cual realidad inverosímil entonces deberían de comprender la inspiración del buen Ray, Ray Bradbury a la hora de escribir la novela. Bien se conoce a la patria donde este vive como el país de la libertad pero esa, mi buen amigo, es sólo una cortina, ya deberías saberlo bien. Las contradicciones yanquis no son algo nuevo. En la década del 50' un funcionario público se encargó de denunciar a muchos periodistas, políticos y militares como traidores y supuestos ayudantes del gobierno Soviético (URSS) quienes conspiraban, bajo un manto rojo comunista contra la patria y su excelentísima libertad. McCarthy libera entonces una caza de brujas donde la libertad de pensamiento y/o expresión era un derecho denegado.
Pero la prohibición hace al hombre y es aquí donde nace una historia. Montag, un bombero fiel a las ideas propuestas por el gobierno, cae en la tentación después de conocer a una joven y decide rebelarse ante el sistema que él mismo defendía de manera acérrima y comienza a leer libros, algo prohibido por el estado, y es aquí donde una tormenta de ideas se disparan dentro de la cabeza de uno cayendo inevitablemente en reflexiones constantes que confunden el mundo real con el mundo ficticio que nos proporciona el autor.
Al margen debo admitir que me fascina que uno de los personajes principales de la obra, Clarisse, aparezca tan poco y desaparezca tan pronto. No sé, me parece algo diferente y encantador.
Y si les interesa saber, 451 es la temperatura a la que se quema el papel en grados Fahrenheit (F). Hablando de todo esto... ¿a cuántos grados fahrenheit se rostisaría tu cuerpo rojizo?
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