viernes, 5 de julio de 2013

Mitos urbanos. Hoy: Cuento chino

Se coloca un fruto derivado del manzano sobre un plato o una tabla de madera, se agarra un cuchillo (del mango de ser posible) y se procede a cortar la manzana intentando no rebanar ninguna extremidad en el intento. Y así una vez fragmentada la poma puede empezar a digerirse. Eso en cuanto al método clásico y/o estándar. Un oriental en cambio, cierra los ojos y lanza el objeto comestible al aire, alcanzando un vuelo de entre 3 y 3,42 mts. de altura y, en un salto sobrehumano, extiende su palma juntando uno a uno sus dedos y realiza movimientos rápidos con el codo (invisibles al ojo humano). Vuelve a su asiento, como si nada hubiese pasado y tras él, unos segundos después, el fruto cae apoyándose de forma sumamente delicada sobre la plataforma en la que inició el cuadro y lentamente empieza a abrirse, cual pétalos, en ocho raciones perfectamente iguales. Ahora si, el oriental demostrando ser nuestro semejante, come.

Obviamente los oriundos del lado este del mundo tienen sus procedimientos particulares para cada hecho, por ejemplo a la hora de exterminar plagas como moscas y mosquitos no van por su insecticida favorito, sino por unos palillos, de esos con los que suelen comer, el equivalente a nuestros tenedores, y en silencio esperan oir el zumbido del animal y con un movimiento veloz sujetarlo entre ambas varitas de madera. Una vez lo intente, obvio que con un tenedor, y termine visitando el hospital con una herida grave en la mano (sin mencionar el hecho de que todas los muebles de la casa quedaron marcados de por vida). También poseen una manera muy particular de derribar edificios. Nada de implosiones o explosiones. Concentración, un golpe contundente en el lugar preciso y un grito de ira es todo lo que se necesita. Y supongo que no hace falta que les explique como van al baño ¿verdad?.

Nuestro inconsciente occidental muchas veces nos ciega y no nos permite ver la realidad y pensamos entonces que todo aquel procedente de China, Corea o Japón, entre otros, saben artes marciales. Entonces pregunto yo: ¿todos los Argentinos sabemos bailar tango o hacer buenos asados? piénsenlo, es ridículo lo que la generalización a hecho con nosotros. ¿Acaso vamos a creer que todos los negros yanquis que superan el metro ochenta de altura son buenos jugadores de basquet? ¿que todos los mexicanos son mariachis adictos al picante y al tequila? ¿o que todo boliviano tiene una verdulería? Se imaginar, entrar en Bolivia y no ver mas que verdulerías por todos lados. Sería muy loco eso. Interesante, si, pero poco creíble.

Pero mas allá que se comprenda ese razonamiento y reste veracidad a los estereotipos, uno espera por consecuente, quizá por una estúpida ilusión implementada con años de televisión basura y/o series de karatecas que un oriental a la hora de pelearse, o  pararse de manos como se suele decir por acá, utilice movimientos derivados de alguno de los múltiples artes marciales existentes y acabe con su rival de una forma inolvidable, dejándonos perplejos, boquiabiertos y con ganas de ovacionarlo aun cuando uno está fehacientemente contra la violencia.

Permítaseme entonces, tras esta prolongada introducción aclararles que eso es una vil mentira! Todo el tiempo se estuvieron riendo en nuestras caras e imponiéndonos el miedo de "che, no te peleas que seguro sabe karate ¿no vez que es oriental?". Recuerdo, en una ocasión entrar a un despensa, de esos administrado por chinos conocidos comúnmente conocidas como supermercado chino o simplemente chino (ejemplo: Ma, voy del chino o el chino de acá a la vuelta es un ladri, me vendió productos vencidos y para colmo el vuelto me lo dio en caramelos) y ver a él, su dueño, y ella, su esposa (obviamente china también), la cajera, pelearse de la manera mas paupérrima existente. Dando golpes lamentables, saltos que podría tranquilamente hacer mi abuela, quien aclaro tiene problemas en las rodillas y si había una patada seguramente no alcanzaba a superar la altura a la que se encuentra la pantorrilla del ejecutante. Incluso yo, que seguramente debo ser un queso para las peleas lo haría mejor.

Así que ya sabe, no todo lo que brilla es oro ni todo lo que tiene ojos cerrados, como quien intenta divisar algo a lo lejos o como una señal de desconfianza pero permanente es un ser con habilidades para la ciencia llamada lucha. Todo eso es un cuento chino.

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