No digo que la violencia de género se haya vuelto una "moda", ni que se muestre mas vigente que nunca, pero en la Argentina, por suerte, hemos podido desligarnos de ese telón oscuro que nos impedía hablar del tema y deliberarlo como nunca. La violencia de por si es detestable, en todas sus formas y esto no se debe ocultar, sino mas bien tratar. El problema es que donde más se ha hablado, o al menos en donde demostró tener una trascendencia fuerte este tipo de violencia es en los medio de comunicación y eso, muchas veces, la gran mayoría de estas, es un problema ya que mucha gente se expresa creyendo ser experta en el tema y vaticina lógicas absurdas, lo que en criollo se conoce como: mandar fruta o decir cualquiera. En estos casos es cuando uno debe recurrir a otros lugares para poder hablar seriamente del asunto, entender la gravedad, analizar las causas, las consecuencias y poder realizar cierta especulación y/o análisis al respecto. Pensar y reflexionar como se debe.
Out es un libro que tranquilamente puede, no sólo haberse escrito, sino inspirado y vivido en la Argentina. En las fabriles calles de Valentín Alsina o Pompeya (siempre imaginaba esos telones de fondo para esta magistral obra de la literatura japonesa) en donde la frustración se aparece de modo muy recurrente y en miles de formas.
El estereotipo de los nipones nos los muestra centrados, estructurados, formales, respetuosos y tradicionales. Pero los estereotipos no se ganan papeles principales en la literatura y Natsuo Kirino bien lo sabe. Out cuenta la historia de cuatro mujeres, compañeras de trabajo en una fábrica nocturna de comida empaquetada que sufren en su vida diversos tipo de violencias y por diferentes motivos cada una de ellas termina enredada en un crimen brutal. Yayoi Yamamoto, una de las cuatro, cansada de ser golpeada y maltratada por su marido lo estrangula y recurre a sus compañeras de trabajo para que la ayuden a deshacerse del cuerpo desenredando así una buena cantidad de problemas, donde cada una de los personajes intentará salvarse a sí misma.
Pero si creen que un pequeño crimen puede completar una obra maestra de 500 páginas están equivocados. Al descuartizar el cadáver y esparcirlo por todo Tokyo la policía busca al culpable del crimen donde el ex yakuza, dueño de un casino y proxeneta, Satake es señalado como principal sospechoso. Este, al ser encarcelado injustamente y perder sus negocios jura encontrar a los culpables y vengarse mientras que otro prestamista, vinculado también con la mafia, se entera de quienes fueron las verdaderas culpables y convence al grupo para que se encarguen de descuartizar otros cuerpos por dinero, desatando así miles de hechos que hacen que uno no pueda desprenderse de la tan sutilmente tejida trama.
Y como si esto pareciera poco, como si la historia de por si no tuviese suficiente pasión y emoción entra entonces la perfecta redacción de la autora que nos lleva y trae en el tiempo narrando la vida y obra de cada uno de los personajes de una manera prodigiosa y particular, al punto tal de que en el final se puede apreciar en dos oportunidades la misma secuencia sin perder intensidad, sin quitar esa sombría y terrorífica atmósfera. Sin perder ni una pizca de frescura.
Escrita en 1997, Out parece, desgraciadamente, no perder vigencia, mas todo lo contrario. Llena de violencia y vacía de balas -dato no menor- esta célebre novela negra nos muestra el sufrimiento y el sufragio de gente del primer mundo (muy poco alejado de uno del tercero si uno se fija) que intenta darle sentido a su vida y nos deja pensando a cada momento sobre lo que pasa.
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